Guía Transversal Integrada: Filosofía, Ética, Religión “Adicciones:
el espejismo del placer y la pérdida de la libertad”
Introducción:
la trampa biológica de la adicción
La
adicción es un fenómeno complejo que combina aspectos biológicos, psicológicos,
sociales y espirituales. Desde el punto de vista médico, ocurre cuando una
sustancia o conducta estimula el sistema de recompensa del cerebro, liberando
dopamina y otras sustancias químicas que generan placer inmediato, pero también
dependencia.
Con
el tiempo, el cerebro se adapta, disminuyendo su respuesta natural y
exigiendo cada vez dosis mayores o prácticas más intensas para sentir el mismo
efecto. Esto produce tolerancia, abstinencia y pérdida del control.
No
todas las adicciones son químicas: además de drogas como marihuana, tusi,
basuco, cocaína, “pepas” (benzodiacepinas), éxtasis o ketamina, y sustancias
legales como alcohol, cigarrillo y vaper, también existen adicciones
conductuales, como las apuestas digitales (BetPlay, casinos en línea,
videojuegos de azar), que activan el mismo circuito cerebral del placer.
Las
consecuencias van desde daño cerebral, enfermedades cardíacas, hepáticas y
pulmonares, hasta depresión, ansiedad, pérdida de vínculos sociales y
problemas económicos. En términos más profundos, la adicción roba la
autonomía, altera la identidad y desvía el sentido de la vida.
🧠 I. Filosofía: La libertad frente a la esclavitud del deseo
1.
Platón: En La República, advierte que el dominio de los deseos
irracionales es esencial para alcanzar la justicia interior. El adicto, esclavo
de su apetito, pierde la armonía del alma y se convierte en prisionero de sí
mismo. Para Platón, el alma debe gobernarse por la razón, no por los impulsos.
En Santa Marta, esto se refleja en jóvenes que, atrapados por el consumo de
marihuana o tusi en fiestas en la playa o en el Centro Histórico, descuidan sus
estudios, su familia y su salud, creyendo que están disfrutando la vida cuando,
en realidad, están cediendo su libertad a un placer momentáneo.
2.
Aristóteles: Plantea que la virtud es el justo medio entre exceso y defecto.
El abuso de drogas o juegos rompe ese equilibrio, llevando a la degradación
moral y física. En la práctica, un joven magdalenense que dedica su tiempo
libre a deportes, música o actividades culturales encuentra un balance que
fortalece su carácter; pero quien dedica horas a apostar en plataformas como
BetPlay, descuida su formación y relaciones, cayendo en el exceso que destruye
la virtud.
3.
Epicteto (estoicismo): “Nadie es libre si no es dueño de sí mismo”. La adicción es la
renuncia a la autodeterminación. En contextos locales, esto se ve en personas
que, a pesar de vivir en un entorno de belleza natural como el Parque Tayrona o
las playas de Taganga, se aíslan en cuartos oscuros para consumir basuco o
cocaína, incapaces de disfrutar conscientemente lo que les rodea porque han
entregado el control de su vida a una sustancia.
4.
Nietzsche: Critica las “pequeñas felicidades” que adormecen la voluntad de
poder. Las adicciones debilitan el espíritu creador y convierten al individuo
en dependiente. En Santa Marta, donde hay un rico potencial cultural y
turístico, muchos jóvenes podrían convertirse en emprendedores o artistas, pero
se pierden en fiestas interminables alimentadas por alcohol y drogas,
sacrificando su potencial creador por la comodidad de un placer rápido.
5.
Byung-Chul Han (filósofo contemporáneo): Analiza la
sociedad del rendimiento y el consumo como generadora de nuevas adicciones,
incluso “voluntarias”, donde el individuo cree elegir, pero está atrapado en un
sistema que explota sus debilidades. Ejemplos claros se observan en la adicción
al vaper o a las apuestas digitales: los jóvenes en Santa Marta piensan que
están simplemente “pasando el rato” o “relajándose”, pero en realidad responden
a una estrategia de mercado diseñada para mantenerlos conectados y consumiendo,
vaciando su tiempo y su dinero.
Reflexión
filosófica: La verdadera libertad no es hacer lo que se quiere, sino elegir
lo que nos construye. Las adicciones prometen placer, pero entregan esclavitud.
En un lugar con tantas posibilidades como Santa Marta —con sus playas, su
Sierra Nevada, su historia y su cultura—, la pregunta es: ¿queremos vivir como
dueños de nuestra vida, o como prisioneros de hábitos que nos roban lo mejor de
ella?
⚖️ II. Ética: El deber de cuidar la vida propia y la ajena
1.
Autonomía y responsabilidad: El consumo irresponsable no solo daña a quien lo practica, sino
que impacta a la familia, amigos y comunidad. En Santa Marta, no es raro
escuchar historias de jóvenes que, tras caer en el consumo de tusi o marihuana,
descuidan sus estudios en colegios y universidades locales, generando angustia
en sus padres y frustración en sus docentes. En zonas como el Mercado Público o
algunos barrios del sur, este consumo ha llevado a que muchos pierdan
oportunidades laborales y terminen dependiendo económicamente de sus familias,
rompiendo el principio de autonomía y responsabilidad personal.
2.
No maleficencia: El principio ético de no causar daño se viola cuando una persona
se autodestruye y arrastra a otros a su círculo de consumo. Por ejemplo, un
joven que conduce bajo efectos del alcohol después de una fiesta en El Rodadero
pone en riesgo su vida y la de peatones o pasajeros. El daño no se limita a lo
físico: también se destruye la confianza de sus seres queridos y la seguridad
de su comunidad.
3.
Justicia: El abuso de sustancias y las apuestas no solo afectan al
consumidor, sino que pueden aumentar la desigualdad, fomentar la violencia y
generar delitos. En barrios de Santa Marta, se han documentado casos de hurtos
menores cometidos por personas que buscan financiar su consumo de basuco o
cocaína. El impacto se siente en la convivencia: la comunidad se ve forzada a
vivir con miedo, las relaciones de confianza se deterioran y la percepción de
seguridad se reduce.
4.
Cultura del esfuerzo vs. cultura de la evasión: Ética y
moralmente, enfrentarse a los problemas con valentía es preferible a evadirlos
mediante drogas o conductas compulsivas. En el Magdalena, hay jóvenes que han
optado por integrarse a escuelas deportivas o grupos culturales en vez de caer
en el consumo, demostrando que el esfuerzo y la disciplina pueden transformar
vidas. En contraste, quienes eligen el camino de la evasión mediante el consumo
de éxtasis en fiestas electrónicas o apostando horas en BetPlay en cafés de
barrio, pierden tiempo valioso para construir un futuro.
Reflexión
ética: Las decisiones sobre el consumo son decisiones sobre el tipo de
persona que queremos ser y el mundo que queremos construir. En Santa Marta,
ciudad de mar, historia y cultura, cada joven tiene la posibilidad de elegir
entre ser un agente de cambio que aporte a su comunidad o convertirse en parte
de la cadena de daño que las adicciones generan. La ética nos invita a
construir un legado de vida y no de autodestrucción.
✝️ III. Religión: La vida como don y responsabilidad ante Dios
1.
Cristianismo: La enseñanza bíblica es clara: “¿No saben que su cuerpo es templo
del Espíritu Santo…? Glorifiquen, pues, a Dios en su cuerpo y en su espíritu”
(1 Corintios 6:19-20). El abuso de sustancias es una profanación de ese templo,
una falta grave de respeto a la vida que Dios ha entregado. Efesios 5:18
advierte: “No se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución; antes bien,
sean llenos del Espíritu”. En Santa Marta, muchas iglesias cristianas —desde
las del centro histórico hasta las congregaciones en barrios como Pescaíto o
Bastidas— realizan programas de rehabilitación y acompañamiento espiritual para
personas atrapadas en el consumo de alcohol, cigarrillo, marihuana o drogas
sintéticas, ayudándoles a entender que la verdadera libertad está en Cristo y
no en una dependencia química.
2.
Islam: En el Corán (Sura 5:90-91) se ordena evitar “el vino, el juego de
azar y las flechas adivinatorias” por ser obra de Satanás que siembra odio y
distracción del recuerdo de Alá. En comunidades musulmanas presentes en la
región Caribe, el consumo de intoxicantes es visto como un obstáculo para la
oración y la disciplina de vida. Así como se prohíbe la embriaguez, también se
rechazan las apuestas digitales como BetPlay, que atrapan a los jóvenes en
deudas y ansiedad, alejándolos de la paz espiritual.
3.
Judaísmo: La tradición judía habla del yetzer hatov (inclinación al
bien) y el yetzer hara (inclinación al mal). La adicción es vista como
rendirse al impulso negativo, debilitando la capacidad de servir a Dios y a la
comunidad. En el contexto local, la reflexión es similar: quien cae en la
adicción no solo se perjudica a sí mismo, sino que rompe su responsabilidad de
cuidar y aportar al bienestar de su familia y sociedad.
4.
Budismo: Uno de los cinco preceptos fundamentales es “abstenerse de
intoxicantes que nublen la mente”. El consumo de drogas, alcohol o incluso la
adicción a juegos de azar, impide desarrollar la atención plena (mindfulness)
y la compasión hacia los demás. En Santa Marta, donde el turismo y la vida
nocturna pueden tentar a los jóvenes a excesos, la filosofía budista recordaría
que la mente clara y el autocontrol son el verdadero camino a la paz interior.
Reflexión
espiritual: Toda adicción es una forma de idolatría: colocar el placer
momentáneo por encima de Dios y de la vida que Él nos ha dado. Ya sea en una
discoteca del Rodadero con consumo de éxtasis, en una esquina fumando basuco o
frente a una pantalla apostando el salario en juegos virtuales, el acto es el
mismo: entregar el control de la vida a algo que no salva, no construye y no da
sentido eterno. La fe, cualquiera sea la tradición, nos llama a la sobriedad,
la vigilancia y el cuidado de nuestra existencia como una misión sagrada.
🩺 IV. Salud y consecuencias biológicas
·
Marihuana: problemas de memoria, concentración y motivación; impotencia
sexual, riesgo de psicosis.
·
Tusi (mezcla de cocaína, ketamina y otras): daños cerebrales,
alucinaciones, riesgo de muerte súbita.
·
Basuco: deterioro físico acelerado, daño pulmonar y neurológico.
·
Cocaína: arritmias, infartos, derrames cerebrales.
·
Pepa (benzodiacepinas): depresión respiratoria, dependencia severa.
·
Éxtasis: hipertermia, deshidratación, daño hepático y cerebral.
·
Ketamina: daños urinarios, pérdida de memoria, dependencia psicológica.
·
Alcohol: cirrosis, pancreatitis, adicción física y mental.
·
Cigarrillo: cáncer de pulmón, enfisema, enfermedad cardiovascular.
·
Vaper: irritación pulmonar, daño celular, adicción a la nicotina,
impotencia sexual, varios tipos de cancer.
·
Juego digital/apuestas: depresión, ansiedad, ruina económica, aislamiento social.
📝 Taller
Autorreflexivo: “Libertad o Esclavitud: Decisiones que marcan la vida”
Lee cada pregunta con calma y responde con sinceridad, en primera persona,
argumentando tu respuesta.
1.
Filosofía: ¿En qué aspectos de tu vida sientes que podrías estar “perdiendo
libertad” por un hábito o deseo mal controlado? Explica cómo podrías recuperar
esa libertad.
2. Ética:
¿Has pensado en cómo ciertas conductas tuyas pueden afectar no solo tu salud,
sino también a tu familia o comunidad? Describe un ejemplo y una alternativa
ética.
3. Religión:
¿cómo interpretas la responsabilidad de proteger tu vida frente a adicciones y
comportamientos destructivos?
4. Salud y
ciencia: ¿Qué consecuencias conoces o has visto en tu entorno en Santa
Marta o el Magdalena que te alerten sobre estos riesgos?
5. Proyecto
de vida: ¿Cuál es tu “porqué”? ¿Cómo crees que mantenerte libre de
adicciones puede ayudarte a alcanzarlo?
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